Soja desactivada por vapor en nutrición animal

Insumos y Acopios del Sur, planta planta radicada en Las Higueras, provincia de Córdoba, produce soja desactivada por vapor en un procesador de diseño propio, bajo un sistema discontinuo que garantiza consistencia y seguridad en el desactivado.

La soja (Glycine max) es hoy la base proteica de la nutrición animal a nivel mundial. Más del 60 % de las proteínas en los alimentos balanceados proviene de esta leguminosa, que combina un alto contenido de proteína y materia grasa con una excelente disponibilidad de aminoácidos y ácidos grasos esenciales.

Los avances de la genética, la nutrición y el manejo en la producción aviar han logrado resultados impensados pocas décadas atrás, y la soja juega un rol fundamental, ya que sería prácticamente imposible alcanzar las densidades de nutrientes que requieren las líneas genéticas actuales sin la inclusión de esta leguminosa.

En Argentina, la soja representa cerca del 93 % de la superficie cultivada de oleaginosas, consolidando su protagonismo en la cadena agroalimentaria.

 

Composición y valor nutricional

 

El grano de soja se caracteriza por su alto valor nutritivo. En promedio contiene 33 a 35% de proteína, 18 a 20% de grasa, 28 a 30% de carbohidratos, 5% de minerales y entre 11 y 13% de agua.

Su proteína es considerada la mejor de origen vegetal, ya que aporta los 10 aminoácidos esenciales y los 20 aminoácidos totales, con un balance muy favorable. Destacan especialmente sus altos niveles de lisina, leucina y arginina, aunque presenta niveles más bajos de aminoácidos azufrados, siendo la metionina el más limitante.

La fracción grasa es igualmente valiosa: está compuesta en un 54% por ácido linoleico (omega 6), 24% de ácido oleico (omega 9), 14% de ácidos grasos saturados y 7% de ácido linolénico (omega 3). Este perfil contribuye al metabolismo lipídico y a la función celular. Además, aporta fosfolípidos (lecitinas) de gran importancia para el sistema nervioso central, la digestibilidad de las grasas y la protección hepática, mejorando así los parámetros productivos.

En lo que respecta a carbohidratos, la soja aporta tanto solubles como insolubles. Los solubles representan cerca del 15% del grano (8% sacarosa y 7% oligosacáridos como estaquiosa, rafinosa y verbascosa). Los insolubles, también alrededor del 15%, corresponden a la fracción fibrosa: celulosa, hemicelulosa, lignina, pectinas y taninos, entre otros.

La soja es rica en minerales, principalmente potasio (1,7%), además de fósforo (0,5%), calcio (0,25%), magnesio (0,35%), hierro, zinc y otros en menor proporción. En cuanto a vitaminas, aporta un buen nivel de vitaminas del complejo B (B1, B2, B6 y ácido fólico), además de pequeñas cantidades de vitamina A (como beta caroteno) y vitamina E.

Es importante tener en cuenta que la composición del poroto puede variar según la época de siembra, el origen geográfico, las condiciones climáticas y la variedad genética, lo que genera diferencias principalmente en los niveles de proteína y grasa.

El desafío de los factores antinutricionales

 

Así como tiene un gran aporte de nutrientes de alta calidad, esta leguminosa también tiene algunos problemas en su estado natural ya que presenta una serie de sustancias indeseables que impiden la utilización de sus principios nutritivos. Son los llamados factores antinutricionales (FAN), entre los que se encuentran inhibidores de las proteasas (tripsina y quimiotripsina), lipoxigenasas, ureasas, hemaglutininas, factor antitiroideo, lectinas, saponinas etc. Desde el punto de vista bioquímico estas sustancias son de naturaleza variada y pueden resultar tóxicas o producir efectos fisiológicos indeseables como mala absorción de los alimentos, afecciones pancreáticas (y digestivas en general), aglutinación de glóbulos rojos, severas diarreas y hasta la muerte, provocando serias pérdidas de productividad que afectan la viabilidad de toda producción animal.  Son sustancias naturales no fibrosas, generadas por las plantas como mecanismo de defensa en situaciones estresantes o contra el ataque de mohos, bacterias, insectos o aves. Afortunadamente los principales FAN son termolábiles y pueden ser destruidos con un tratamiento térmico adecuado.

De acuerdo a las propiedades y los inconvenientes que tiene la soja para su utilización en la alimentación de las aves. Afortunadamente hay alternativas para eliminar o minimizar la presencia de estos FAN sin alterar los principios nutricionales de esta oleaginosa.

El tratamiento térmico, a través de distintos procesos, es la manera que se utiliza en el mundo para reducir los principales FAN a niveles inocuos, transformando los porotos de soja en distintas materias primas de utilización masiva en la industria de la producción animal y específicamente la avícola.  Aquí radica la clave para que la soja exprese todo su potencial en la dieta aviar.

Procesos de industrialización de la soja

 

Existen diversos métodos de procesamiento de la soja que buscan volverla inocua y altamente nutritiva, cada uno con características particulares:

  • Harinas y pellets de extracción: subproductos de la industria aceitera, con bajo nivel de grasa (≈2%) y buena estabilidad proteica.
  • Expeller por extrusión y presión: conservan más grasa (7-10%), aunque muestran variabilidad según la planta productora.
  • Concentrados y aislados proteicos: alcanzan entre 65 y 90% de proteína; tienen usos específicos, sobre todo en fases iniciales de alimentación.
  • Soja desactivada por calor o vapor: tratamiento directo del grano que elimina factores antinutricionales (FAN) sin necesidad de extracción de aceite.

En todos los casos, el objetivo central es reducir al mínimo los FAN sin destruir los nutrientes. Un procesamiento insuficiente permite la persistencia de compuestos como los inhibidores de tripsina, mientras que un exceso térmico daña la integridad de proteínas y aminoácidos, especialmente la lisina, el más sensible.

Evaluación de la calidad del desactivado

 

Para garantizar un buen tratamiento, se aplican distintas pruebas analíticas:

  • Prueba del rojo fenol: sencilla y económica, útil como evaluación preliminar, aunque con precisión limitada.
  • Actividad ureásica: práctica y accesible. Mide la acción de la ureasa a través del aumento del pH generado por la liberación de amoníaco. Un poroto crudo presenta valores de 2-2,5 upH, mientras que tras un buen tratamiento estos bajan a 0,03-0,10 upH. Aunque la ureasa no es dañina, su actividad se correlaciona con la de los inhibidores de tripsina.
  • Determinación de inhibidores de tripsina: es la prueba más específica. Se expresa en UTI o TIA/mg. Según recomendaciones de INTA, no deberían superarse las 3 UTI/kg de alimento, lo que implica reducir los valores originales del grano crudo (20-50 mg/g) a menos de 6 mg/g tras el tratamiento térmico.
  • Solubilidad proteica en KOH (0,2%): mide el daño por sobreprocesamiento. En soja cruda la solubilidad supera el 90%; tras el tratamiento, valores de 75-85% son considerados óptimos. Por debajo de este rango se sospecha degradación de aminoácidos; por encima, tratamiento insuficiente.
  • Lisina reactiva: es la fracción de lisina que se mantiene intacta tras el calor. Idealmente debería estar en 85% o más de la lisina total, considerándose aceptable por encima de 72%. Este análisis es especialmente relevante porque la lisina es el aminoácido patrón en la formulación basada en proteína ideal, donde lo importante son los aminoácidos disponibles y no solo los totales.

 

Un procesamiento de calidad logra el equilibrio: mínimos inhibidores de tripsina y máxima solubilidad proteica, preservando la integridad de los aminoácidos esenciales. Este estándar permite a los nutricionistas trabajar con matrices de datos confiables, optimizando la formulación de dietas y garantizando un mejor desempeño productivo en las aves.

 

Insumos y Acopios del Sur produce soja desactivada por vapor en un procesador de diseño propio, bajo un sistema discontinuo que garantiza consistencia y seguridad en el desactivado. Gracias a este proceso, logramos actividades ureásicas estables en torno a 0,04 UPH y una solubilidad proteica del 80%, parámetros que aseguran un insumo confiable y de alto valor nutricional para la industria avícola.

Estos resultados se alcanzan gracias a un protocolo de trabajo riguroso que la empresa respeta en cada etapa:

  • Muestreo y selección cuidadosa de cada partida de soja que ingresa a la planta.
  • Limpieza y acondicionamiento previos, asegurando granos libres de impurezas.
  • Análisis de laboratorio inicial, que determina la aptitud de cada lote antes de ser procesado.
  • Tratamiento personalizado según las características de cada partida (época del año, región de origen, variedad genética, régimen de lluvias, etc.), ajustando tiempo y temperatura para lograr un desactivado en su punto justo.
  • Procesamiento en constante movimiento, en forma de lluvia, lo que garantiza que cada grano reciba uniformemente calor y humedad, evitando zonas sobre o subprocesadas.
  • Secado y enfriado natural a presión, en forma lenta, lo que permite la migración uniforme de la humedad desde el interior del poroto hacia la superficie, evitando agua libre.
  • Control de calidad y trazabilidad, con verificación en laboratorio y almacenamiento diferenciado de cada partida.
  • Integridad del grano preservada, lo que prolonga la vida útil del producto y facilita su inspección en destino. El tratamiento solo modifica el color y el aroma del poroto, mejorando su palatabilidad sin alterar el resto de sus características naturales.

En la industria avícola, diversificar las fuentes de proteína es una estrategia clave: evita depender de un único insumo y asegura consistencia y sustentabilidad en los resultados productivos.

La combinación de soja desactivada con harinas o pellets ofrece al nutricionista un amplio margen de maniobra en la formulación de dietas, tanto para parrilleros como para ponedoras. Esta flexibilidad permite ajustar de manera ágil los aportes de energía y proteína, adicionando o reduciendo materia grasa en forma simple y económica, sin necesidad de recurrir a sebos o aceites de manejo más complejo.

Acerca de Insumos y Acopios del Sur S.A.

 

Insumos y Acopios del Sur S.A. fue fundada en 2009 en la localidad de Las Higueras, Provincia de Córdoba, con el propósito de proveer insumos de excelencia para la producción animal, principalmente soja desactivada, cereales y subproductos.

 Con más de 30 años de experiencia en la desactivación de soja, acumulada por sus directivos, la empresa ha logrado un crecimiento sostenido en su capacidad productiva, gracias a la confianza de los principales actores del sector pecuario, tanto en Argentina como en el exterior.

En la actualidad, Insumos y Acopios del Sur consolida una producción de 6.700 toneladas mensuales, lo que representa un incremento del 30 % respecto al año 2024. De este volumen, el 70 % se destina a exportación, siendo Chile el principal destino.

Frente a la creciente demanda de sus productos, la empresa proyecta un aumento adicional del 30 % en su capacidad productiva para el año 2026, reafirmando su compromiso de acompañar el desarrollo de sus clientes.

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